Venimos siguiendo de cerca la incansable labor animalista de la asociación norteamericana P.E.T.A. (People for The Ethical Treatment of Animals), pero hoy estamos en shock y sin palabras para calificar su última estrategia publicitaria. Esperpéntica, siniestra, necrófaga?

Parapetarse con indignadas consignas de guerra frente a las oficinas de Donna Karan en N.Y. por su crueldad con los conejos chinos,  y festejar, semanas después, la ejecución extrajudicial de un ser humano, enviando su cabeza  -servida a modo de "dulces" chocolatinas veganas- a sus patrióticos soldados no parece muy congruente en sí mismo, ni con el eslogan “Gente por un Trato Etico a los Animales”…  (O era sólo a los de 4 patas?)

Los "Mordiscos Bin Laden" - ya el nombre invita al bochorno ajeno- no son el nuevo grito en la escena gastronómica. Hace más de dos años que la asociación los tiene a la venta en su página web para apoyar la captura del escapista más portentoso de nuestra era. Pero la feliz idea de rescatarlos para reivindicar una dudosa y chapucera ejecución que difumina el menor atisbo de esperanza de que el Ejecutivo norteamericano recupere sus tornillos perdidos en materia de derechos humanos aporta un sabor muy amargo a estos dulces veganos. La guinda de este pastel con tufo surrealista y kafkiano que desde hace días nos quieren hacer desayunar las agencias de información.      

Orgullosa de su inspirada campaña de marketing, la presidenta de PeTA la ha inmortalizado con estas palabras: “La acción de nuestros bravos soldados ayudará a prevenir futuros sufrimientos de hombres y animales”. A mi, de momento, sus "Bocados binladianos" preventivos ya me han resucitado la úlcera gástrica.

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