El woofing, otra forma de vivir una granja ecológica

  • Escrit per Carlos Forteza y C. H, V.. Fotos: Cortesía de Can Torres
  • Published in Zona Bio
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Si la tumbona, la discoteca y el bronceador no son precisamente tu plan ideal para estas vacaciones... Si tienes un profundo deseo de descubrir otros mundos, que están en éste, pero que los urbanitas empedernidos no solemos frecuentar… Si quieres conocer el universo rural en primera persona, no desde esta página web ni en un documental, disfrutando de los sabores y sinsabores del estilo de vida ecológico… Y además hacerlo de una forma económica, sin tener que pagar comida ni hospedaje...

Woofing en Can Torres

Todo ello es posible gracias al ´wwoofing` o ´woofing`, un sistema de intercambio o trueque que nos brinda la oportunidad de pasar una temporada (de verano o de cualquier otra época del año) aprendiendo,  compartiendo conocimientos y experiencias,  en una finca ecológica de cualquier país del mundo, a cambio de aportar horas de trabajo voluntario.

Las posibilidades que ofrecen las páginas especializadas en woofing son muchas y variadas, a gusto e imaginación de cada anfitrión.  La mayoría son pequeñas y medianas fincas agroecológicas, donde podrás aprender a hacer un huerto o un jardín ecológico, ayudar en la alimentación y cuidado de los animales, o poner a prueba tus dotes de manitas con las tareas de mantenimiento general… Pero haber, hay de todo: desde cooperativas dedicadas al reciclaje de latas, confección de cestas de rafia o artículos de otros materiales, elaboración y envasado de conservas, hasta centros de hospedaje regular que compaginan descanso con formación y donde siempre necesitarán un cable en la atención a los visitantes, la jardinería, la limpieza, etc.

El único requisito mínimo es tener 18 años cumplidos –aunque algunos centros aceptan acudir en compañía de niños-,  además de una buena disposición por lo ´verde`,  entendiendo como tal la capacidad de integrarse como uno más en el grupo y la forma física suficiente para ´´dar el callo`` en una finca ecológica, para vivir con sudor y lágrimas la experiencia de lo rural, a menudo idealizada o infravalorada desde la ciudad. 

Todo lo demás es variable y negociable, como puede apreciarse en la pintoresca oferta de woofing en España: 

Woofing en Can Torres, de Vilartolí (Sant Climent Sescebes)´No pub, no tiendas, no transporte público aquí, todo cercano a distancia de 15 kilometros`;

´Con mucha naturaleza (mariposas, aves, ciervos, jabalíes, zorros, jinetas, etc.) es España`;

´Los inviernos son fríos con lluvia y nieve. Los días de verano pueden ser de hasta 42 º C. El mes más hermoso es mayo`;

´En una semana de 7 días se espera 24 horas de trabajo pero si te gusta de trabajar 4 horas al día o 2 días 12 horas, pues es de usted. Traer buenas botas de montaña`;

´Nos gusta el yoga, la siesta y la vuelta al mundo en invierno`;

´Se habla bien inglés, francés y, por supuesto, español`;

´Todo tipo de comida, vegetariana disponible`; 

 ´El alojamiento es en un trailer (sí, la parte trasera de un camión) en forma como de un dormitorio` ;

´Casa de Campo (no agrícola), con huerta orgánica y 4 gallinas de los huevos deliciosos`.

Estas son algunas de las propuestas -visiblemente, escritas por extranjeros residentes en España-  que encontramos en las webs de WWOOF (http://www.wwoof.org/) y Helpex Change (http://www.helpx.net/ ), las redes más populares en la materia.

Ambas actúan como intermediarias entre anfitriones y visitantes, permitiendo que se conozcan y elijan mutuamente, y  como guías y bancos de datos específicos sobre cada centro  ( proporcionándonos detalles sobre su localización, tamaño y tipo de actividad, descripción de la zona,  información práctica sobre medios de transporte y comunicación, número de residentes en la propiedad -si se trata de una familia, de varias personas o un "single"-, número de voluntarios que se admiten, horas laborables diarias o semanales que proponen, tiempo de permanencia mínimo y máximo, etc.),  cobrando por ello una moderada cantidad (20 euros anuales en el caso de la primera y bianuales en el de la segunda) y mostrando gratuitamente el listado general.

Mientras Helpex Change es generalista y abarca todo tipo de opciones turísticas dentro del intercambio, la clara voluntad de WWOOF (la más conocida y de la cual deriva ya el mismo término wwoofing, o woofing) es centrarse en la oferta de ´granjas o pobladores rurales que trabajan con métodos ecológicos y sostenibles` y en la demanda de ´voluntarios` a la busca de este tipo de actividad. 

En sus páginas se anuncia, por ejemplo, una propuesta cercana para quienes andamos por Cataluña, como la de Can Torres,  una pequeña finca dedicada a la viticultura ecológica en Vilartolí de Baix, del Alt Empordà (Girona), donde nuestro compañero Carlos habló con Bàrbara..

 - ¿A qué se dedica vuestra finca ?

Tenemos 10 hectáreas de viñas y elaboramos vino y zumo de uva.

- ¿Cómo se os ocurrió esta idea ?

Teníamos mucho trabajo y necesitábamos una ayuda puntual. Al mismo tiempo teníamos ganas de compartir tiempo y experiencias con otras personas. Conocía la asociación WWOOF gracias a una amiga que tuvo una experiencia en Italia y nos habló muy bien del proyecto.

- ¿Qué ofrecéis a vuestros woofers y qué les pedís a cambio?

Can TorresEn la práctica ofrecemos alojamiento (habitación en la casa y todas las comidas) y posibilidad de conocer un entorno natural precioso y un trabajo y un modo de vivir un poco diferente. Les acompañamos a descubrir la montaña u otros sitios donde nosotros mismos pasamos los fines de semana y, si están interesados, les enseñamos a cocinar cocina catalana e italiana.

A cambio pedimos unas horas diarias de trabajo (de 4 a 6,  en función de la temporada), en diferentes tareas,  dependiendo de la temporada del año,  y un poco de implicación en nuestro proyecto. Intentamos no aceptar a personas que vengan sólo a pasar unas ´´vacaciones``.

- ¿Qué tal os ha funcionado hasta ahora la experiencia?

Muy bien, menos unas pocas situaciones complicadas...

- ¿Resulta fácil la convivencia?

Resulta fácil con personas que están acostumbradas a convivir o están educadas a ser un poco autosuficientes. Es muy agradable con personas que tienen ganas de compartir sus conocimientos  y que tienen una actitud respectuosa y curiosa.

- Alguna anécdota que contarnos?

Como anécdotas hay muchas! La peor: un chico que no hablaba español y no se dignaba ni a decirnos buenos días por la mañana en nuestro idioma. Así que cuando nos preguntó si podía invitar a su amiga a dormir el fin de semana, se acabó nuestra relación de intercambio! La mejor: una chica austríaca que se implicó tanto en nuestro proyecto que nos dibujó la primera etiqueta de los vinos, que aún utilizamos!

- ¿Recibís a más voluntarios nacionales o extranjeros?

Sin duda, del extranjero. Al empezar,  la mayoría eran norteamericanos. Ahora la cosa está cambiando un poco y empieza a venir más gente española en paro o que busca soluciones diferentes a su vida.

- ¿Nos comentas un poco en qué consisten vuestras comidas?

La comida para nosotros es un momento fundamental del día!  La primera comida importante y sagrada es el desayuno de media mañana, en el campo, que nos da un poco de descanso y energía para llegar a las 14 h. a casa a comer.

Intentamos hacer buenas comidas, con alimentos nuestros (la mayoría), muchas verduras y platos variados... El trabajo físico requiere mucha energía, sobre todo para la gente que no está acostumbrada, así que comer bien es para nosotros una forma de agradecimiento al esfuerzo que los voluntarios hacen para ayudarnos.

- ¿Sugerís o proporcionáis algún tipo de entretenimiento?

Sí, sin duda. Tenemos a disposición una bicicleta para quien quiera utilizarla. Convidamos a las excursiones que nosotros mismos hacemos (cuando podemos). Y explicamos todas las posibilidades de excursiones que hay cerca y un poco más lejos de nuestra casa.

- Una curiosidad: ¿quién ha permanecido más tiempo en vuestra casa, y cuánto?

Woofing en invierno en Can TorresLa persona que más ha permanecido ha sido un hombre de Barcelona, que se ha quedado un total de tres meses. Y otra chica alemana vino dos veces para un mes y el año pasado nos dio una sorpresa y vino a vernos para una semana en julio.

- Aunque os hayáis comunicado previamente con los futuros posibles woofers, siempre será una sorpresa conocerlos, ¿no? ¿Alguna curiosidad al respecto?

A ver ... a veces escribe tanta gente que se confunden cosas ... como esperarte a una persona de 35 años y encontrarte con una de 20 ... cambia mucho la cosa!

Hay personas que al escribir parecen una cosa y después son totalmente otra: personas que dicen ser sociables y resulta que no hablan nunca,  o que dicen saber cocinar y no se saben hacer una tortilla ... Como sorpresas, muchas!  De todas maneras, se aprende a hacer las preguntas por mail y a definir mejor a las personas a través de las palabras, para no tener sorpresas, en las dos direcciones.

- ¿Se puede suponer que el enriquecimiento es mutuo: ellos aprenden de vosotros y vosotros aprendéis de ellos?

Seguramente sí. A veces hay tanto trabajo y tantas cosas por hacer que creemos que son más los voluntarios los que aprenden, que nosotros. Pero creo que también funcionan como un espejo y nos ayudan a reflexionar sobre nuestra actitud, nuestra manera de organizarnos, nuestra capacidad o no de relacionarnos, explicarnos o expresarnos.

Y nos enseñan mucho sobre adaptación y espiritu de aventura: sobre todo a los dos niños/adolescientes que viven en la casa. Siempre decimos que nos traen el mundo a casa, ya que no tenemos televisión!

- ¿Imponéis alguna condición sine qua non, obligatoria, para admitir a un huésped/voluntario?

No aceptamos a personas que no estén inscritas en la asociación WWOOF, porque a través de esta inscripción tenemos un seguro en caso de accidente en el campo.

- ¿Se suele establecer una relación de amistad entre ellos y vosotros?

No con todas las personas,  pero con algunas sí; hay algunas que incluso se convierten en uno más de la familia ...  Por ejemplo, ya tenemos planteado un viaje a Norteamérica. Podríamos dar la vuelta entera a todo el continente visitando a todas las personas que nos han invitado a su casa!

- ¿A cuántos voluntarios/as dáis cobijo simultáneamente?

No más de dos, excepto en temporada de vendimia, cuando las puertas están abiertas para todo el que quiera.

- ¿Qué es lo que más sorprende a vuestros huéspedes/voluntarios?

Tendriamos que preguntarles a ellos... Lo bonito que es nuestro territorio, la simplicidad de la vida que llevamos,  la cantidad de trabajo que tenemos,  la prueba de los primeros vinos de las barricas...

- ¿Se adaptan bien o se producen algunas deserciones, abandonos?

Pasó solo una vez que una persona se fue antes de lo previsto, pero si no se hubiera ido, le hubiéramos pedido nosotros que cambiara de granja. Una clara incompatibilidad.

- ¿Queréis añadir algo?

Bueno, a veces pensamos que nos gustaría probar la experiencia al revés, pero cuando llegan las vacaciones estamos tan cansados que preferimos irnos a relajarnos a una playa!

Fotos: Diferentes woolfers que han pasado por Can Torres, del Alt Empordá (Girona, Catalunya). Cortesía de Can Torres (http://www.cantorres.blogspot.com)

Un artículo de: Carlos Forteza y C. Hernáiz. © VivaLeBio Magazine. www.vivalebio.com

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